Blog de Diego García Morate

∞ Explorando la interesección entre IA, emprendimiento y la tecnología

Una nueva era para resolver grandes desafíos

La inteligencia artificial (IA) no es solo una herramienta tecnológica; es una nueva manera de observar el mundo que nos permite comprender y resolver los problemas más complejos de la humanidad con una precisión y velocidad sin precedentes. Este enfoque, que complementa el método científico tradicional, está redefiniendo cómo enfrentamos desafíos que antes parecían insalvables, desde la predicción de estructuras moleculares hasta la mitigación del cambio climático. Al combinar datos masivos, algoritmos avanzados y colaboración global, la IA nos lleva hacia una era de nuevos descubrimientos.

Un nuevo enfoque

El método científico tradicional, basado en formular hipótesis, realizar experimentos y validar resultados, ha sido la columna vertebral del progreso humano durante siglos. Sin embargo, su ritmo lento y su dependencia de pruebas físicas costosas lo hacen insuficiente para desafíos urgentes y multidimensionales. Aquí es donde la IA introduce un paradigma distinto, estructurado en cuatro pasos clave:

  1. Construir un dataset robusto: Se recopilan datos exhaustivos que reflejan el problema en su totalidad. Para predecir el clima, por ejemplo, esto incluye registros históricos, imágenes satelitales y mediciones en tiempo real de CO2.

  2. Etiquetar con precisión: Los datos se clasifican para revelar patrones o soluciones. En el caso del clima, podríamos etiquetar eventos como huracanes o sequías.

  3. Definir métricas claras: Se establece un estándar cuantitativo, como el error medio en predicciones de temperatura, para medir el éxito de manera objetiva y equitativa.

  4. Fomentar la competencia global: Equipos de todo el mundo compiten, acelerando la innovación con iteraciones rápidas y soluciones diversas.

Este proceso permite convertir datos en conocimiento práctico, detectando patrones que el análisis humano no alcanza y entregando resultados en una fracción del tiempo de los métodos tradicionales.

De ImageNet a AlphaFold

En las últimas dos décadas, este enfoque ha derribado barreras que parecían infranqueables. Un gran éxito de la IA ha sido el reconocimiento de objetos en imágenes, un desafío que la visión por computadora persiguió durante años, se resolvió con redes neuronales profundas entrenadas en ImageNet, un dataset con millones de imágenes etiquetadas. Este avance, catapultado por la competición ImageNet Challenge en 2012, ha sentado las bases para tecnologías como los autos autónomos y el diagnóstico médico por imágenes.

Un avance aún más notable es AlphaFold, desarrollado por DeepMind, que abordó uno de los mayores enigmas de la biología: predecir la estructura tridimensional de proteínas a partir de sus secuencias de aminoácidos. Sin embargo, este éxito no pertenece solo a DeepMind. Está intrínsecamente ligado a CASP (Critical Assessment of Structure Prediction), una competición visionaria lanzada en 1994 por John Moult y Krzysztof Fidelis. Ellos sentaron las bases al establecer un marco metodológico donde la comunidad global podía colaborar y competir para acelerar el progreso en este campo. Durante años, los avances fueron modestos y, en ocasiones, se estancaron debido a la creciente complejidad de los datasets de evaluación. Fue este entorno, diseñado por Moult y Fidelis, el que permitió que DeepMind irrumpiera en 2018 con AlphaFold, utilizando redes neuronales para calcular distancias y ángulos entre aminoácidos.

Evolución de los resultados en CASP

Evolución de resultados en CASP
Evolución de resultados en la competición CASP desde 1994 hasta 2020

En 2020, su segunda versión alcanzó una precisión cercana al 90%, comparable a la cristalografía de rayos X. Aplicaron luego el modelo a todas las secuencias proteicas conocidas, resolviendo en meses lo que habría tomado décadas. El impacto fue inmediato: desde acelerar el diseño de fármacos hasta avanzar en la comprensión de enfermedades como el Alzheimer. En 2024, este logro fue reconocido con el Premio Nobel de Química, un homenaje compartido a la visión de Moult y Fidelis y a la ejecución de DeepMind.

El verdadero motor del progreso: Enfoque sobre escala

Lejos de desplazar al método científico, la IA lo potencia. Mientras el enfoque tradicional desentraña los “porqués” —los mecanismos fundamentales de la naturaleza—, la IA responde al “qué” y al “cómo” con una rapidez inigualable. Por ejemplo, AlphaFold predijo estructuras proteicas, pero los biólogos aún deben validar y explicar sus funciones mediante experimentos. Esta simbiosis acelera el ciclo de descubrimiento: la IA genera hipótesis o soluciones que el método clásico refina, creando un circuito virtuoso de progreso.

Pero aquí está el punto: no se trata de construir modelos cada vez más grandes solo por hacerlo. El verdadero avance está en enfocarnos en problemas específicos, desarrollando datasets de calidad y diseñando competiciones que dirijan el esfuerzo colectivo. Un modelo gigante sin un objetivo claro es ruido; un modelo modesto con un dataset bien definido y una meta precisa es progreso.

No necesitamos más parámetros; necesitamos más enfoque.

Conclusión

La IA no es solo una herramienta; es un catalizador que amplifica nuestra curiosidad y creatividad. Nos ofrece un nuevo microscopio para explorar lo invisible, un telescopio para prever lo lejano, nos aportada una nueva mirada. Combinada con el rigor del método científico, nos empuja hacia un renacimiento del conocimiento humano. La pregunta no es si resolveremos los grandes desafíos de la humanidad —el cambio climático, las pandemias, la desigualdad—, sino cuánto más rápido lo haremos si abrazamos este paradigma. El próximo AlphaFold está a un dataset, una métrica y una competición de distancia.

¿Estamos listos para dar el salto?

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