Blog de Diego García Morate

∞ Explorando la interesección entre IA, emprendimiento y la tecnología

Claude Code y vibe coding

Desde que Anthropic lanzó Claude Code, me propuse el reto de intentar desarrollar exclusivamente con esta herramienta para entender dónde estamos. Y he de decir que los resultados han superado mis expectativas.

He resuelto tareas complejas siempre que proporcione directrices claras. Claude Code no es solo un generador de código; se ha convertido en un compañero que ha transformado mi forma de trabajar, con capacidades que exceden con creces lo que imaginé inicialmente.

Lo que distingue a herramientas como Claude Code o Aider es su integración natural en mi flujo diario de desarrollo. Además de escribir código, ejecutar comandos e interactuar con Git, identifican qué archivos necesitan cambios y mantienen una visión global del proyecto.

Por fin son útiles en proyectos grandes, algo que los sistemas previos no lograban. Por ejemplo, recientemente migré el modelo de datos de una aplicación. Al principio descartamos hacerlo por el tiempo que tomaría —varios días—, pero con Claude Code y mis indicaciones, la tarea quedó lista en un par de horas.

Esta experiencia me ha hecho replantear cómo programo. Antes lo veía como un ejercicio solitario; ahora es una conversación activa con una IA para cocrear soluciones. Andrej Karpathy lo llama vibe coding.

El vibe coding consiste en explicarle a una IA lo que quiero en lenguaje natural, en lugar de escribir cada línea yo mismo. No es solo cuestión de rapidez: es la sensación de colaborar con una herramienta que comprende mi trabajo.

Como desarrollador experimentado, veo estas herramientas como una revolución que potencia mi productividad, aunque no están exentas de riesgos. Para quienes tienen menos experiencia, son un arma de doble filo. Si bien generan código funcional rápidamente, existe el peligro de que no aprendan los fundamentos del código que producen. Si no entiendes qué haces, no puedes mejorar ni saber por qué falla.

Esto recuerda a la crisis del software de décadas pasadas. Con agentes de programación, podríamos estar gestando una nueva versión de ese problema.

La programación es el primer campo en vivir esta transformación, gracias a su afinidad natural con la IA. Pero esto es solo el inicio. Pronto, esta tecnología llegará a profesiones como la edición de video o la planificación financiera. Entonces veremos “copilotos” reales en acción, no solo en el desarrollo de software, sino en cada industria, transformando cómo trabajamos y abriendo puertas que hoy apenas vislumbramos.

Estamos ante el comienzo de una revolución tecnológica. Mi día a día como programador ya es otro, y me emociona descubrir cómo estas herramientas redefinirán no solo mi oficio, sino el futuro del trabajo en general, haciéndolo más productivo y, sobre todo, más disfrutable al acelerar la conexión entre esfuerzo y resultados. La IA nos ofrece una abundancia de respuestas para que elijamos la que más nos convence.

Eso sí, saber elegir, decidir y pensar seguirán siendo, como hoy, la ventaja clave.

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